Hace un tiempo, me planteé un negocio que pensé que iba a funcionar bien, pero sobre todo de manera automática. Era un proyecto pequeño, que no me iba a sacar de grandes apuros, pero que visualizaba como consistente a largo plazo y que requeriría poco mantenimiento. No era un proyecto donde estuviera «poniendo todos los huevos en la misma canasta». De hecho, la idea era sencilla: que el negocio funcionara con publicidad y que yo solo tuviera que hacer el mínimo esfuerzo para mantenerlo.
La idea detrás de Pines Locos
El negocio se llamaba Pines Locos, y consistía en vender botones publicitarios personalizados que los clientes podían diseñar a través de una plataforma web. Estos pines serían enviados directamente a la puerta de su casa. En mi cabeza, la idea sonaba genial. Sabía que el proyecto podría funcionar si implementaba acciones específicas como publicidad y manejo de redes sociales, pero no era el enfoque que quería darle. Mi teoría era que si lograba que este negocio operara de manera casi automática, podría replicar la misma estructura en otros proyectos.
Inversión inicial
Decidí comprar el dominio PinesLocos.com. Me encantó el nombre. Para el logotipo, utilicé una herramienta de inteligencia artificial. Además, adquirí un plugin de personalización que me costó alrededor de $1,200 pesos, y otras funcionalidades por unos $500 pesos más. Sumado a esto, pagué $200 pesos por el dominio anual, pero ese sería mi único costo recurrente. El hosting ya lo tenía contratado y permitía agregar sitios web sin costo adicional, por lo que solo tuve que hacer una inversión inicial relativamente baja para validar la idea.
Creación de la página web
En aproximadamente tres semanas, había logrado construir el sitio web: una landing page donde presentaba el producto, el precio ($35 pesos por botón) y la posibilidad de personalizarlo en línea. Además, integré una plataforma de cobro para completar la compra en la misma página.
Campañas publicitarias y primeras impresiones
Lancé el proyecto con una única promoción en WhatsApp entre mis conocidos, que reconozco no eran mi público objetivo. Además, hice una campaña en Facebook Ads, que logró llegar a más de 33,000 personas y generó 440 visitas al sitio web. A pesar de eso, aunque muchas personas llegaron a la página, ninguna completó la compra. Ahí fue donde me di cuenta de que este negocio no iba a funcionar solo con publicidad, sino que necesitaba educar al cliente, probablemente a través de redes sociales.
El principal desafío: la curva de aprendizaje
Uno de los principales problemas es que la plataforma de personalización tiene una curva de aprendizaje considerable. Creo que la mayoría de las personas no está dispuesta a dedicarle 30 minutos o más a diseñar un pin de $35 pesos, ya que el valor percibido no es equiparable al tiempo invertido.
Expectativas vs. realidad
Pensé que el producto sería útil en sectores como escuelas, para los fans de ciertas temáticas o para eventos familiares, pero la realidad me mostró otra cosa. Después de dos semanas de lanzamiento, solo he vendido 3 pines, y aunque he recibido algo de interés en eventos, no es suficiente para justificar el tiempo y esfuerzo invertido.
El dilema: ¿vale la pena el tiempo invertido?
Así como considero que la gente no está dispuesta a invertir su tiempo en personalizar un pin por $35 pesos, yo tampoco quiero invertir mi tiempo en un proyecto que no funcionará automáticamente y que dejará tan poco margen de ganancia. Aquí está mi dilema: ¿vale la pena dedicarle tiempo a algo así, considerando mi costo de oportunidad?
Estrategias para el futuro
Sin embargo, no estoy abandonando el proyecto. Quiero mantener Pines Locos, pero necesito encontrar una manera de dedicarle poco tiempo y que funcione. Quizás pueda enfocarme en hacer un poco de SEO o crear algunos videos para redes sociales y dejar que se difundan con el tiempo. Además, creo que sería útil crear una pequeña wiki o tutoriales que resuelvan problemas y guíen a los usuarios en el proceso de personalización.
Mejoras recientes en el sitio web
Otro aspecto que faltaba en el sitio era un método de contacto, algo que corregí recientemente al agregar un chat en vivo. De esta manera, si alguien tiene dudas mientras personaliza su pin, puede contactarme y resolverlas en tiempo real.
Además, modifiqué los precios, creando una tabla de descuentos: entre más pines se compren, más baratos resultan. Esto podría ser una buena estrategia para atraer a clientes que necesitan pedidos en mayor volumen.
Conclusión: un proyecto en evolución
En resumen, el proyecto sigue en pie, y aunque necesita ajustes para ser más eficiente y menos demandante de tiempo, mi objetivo es hacerlo sostenible y, en la medida de lo posible, automatizable. Pines Locos ya está en marcha; ahora solo falta encontrar la fórmula para que crezca de manera constante y natural.
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